Estrés Postraumático: ¿Realidad
o Mito? (Ver Power Point)
(Los Veteranos de Guerra de Malvinas)
Enrique Stein
Médico (UBA) especialista en psiquiatría, Psicólogo
Social, Diplomado en Salud Pública (UBA), Presidente del Capítulo de Psicotraumatología de APSA
Resumen: El
Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) en veteranos de guerra ha sido
sobredimensionado respecto a su impacto real en la salud mental. Se trata de reconocerlo
en su justa magnitud, multicausalidad y consideración
de un cuadro médico social. Se tienen en cuenta reflexiones de especialistas en
el tema, se ponderan variables psicosociales y se
amplían los recursos terapéuticos, con variables sociopolíticas. Se cotejan
diversos mitos sobre el TEPT, con la realidad observada, formulando diversas
hipótesis a investigar.
Palabras clave:
Estrés Postraumático - Multicausalidad - Variables
sociopolíticas – Malvinización - Mito- Realidad.
Introducción
El propósito
de este breve trabajo es sugerir una reflexión sobre un tema crítico de la
salud mental de la población argentina y de los veteranos de la guerra de las
Malvinas, en particular.
El estrés
postraumático(TEPT, Trastorno de Estrés Postraumático) se caracteriza por la aparición
de síntomas que siguen a la exposición a un acontecimiento estresante y
extremadamente traumático, que representan un peligro real para su vida o
cualquier otra amenaza para su integridad física con:
•
Temor,
desesperanza, horrores intensos.
•
Presencia de re-experimentación
persistente al acontecimiento traumático.
•
Evitación
persistente de los estímulos asociados a él y embotamiento de su capacidad de
respuesta.
•
Síntomas persistentes
de activación (arousal)
presentes durante más de un mes.
•
Provocar malestar
clínicamente significativo o deterioro social o laboral u otras áreas
importantes de la actividad del individuo (1).
Existen ciertos rasgos de
personalidad que pueden ser factores predisponentes
[…] pero no son necesarios ni suficientes para explicar la aparición del mismo”
(2).
El comienzo
sigue al trauma con un período de latencia cuya duración varía desde unas pocas
semanas hasta meses (raro supera los seis meses). El curso es fluctuante pero
se puede esperar la recuperación en la mayoría de los casos.
En una pequeña proporción de
los enfermos, el trastorno puede tener durante muchos años un curso crónico y
evolución hacia una transformación persistente de la personalidad.
Este trastorno no debe ser
diagnosticado a menos que no este totalmente claro que ha aparecido dentro de
los seis meses posteriores a un hecho traumático de excepcional intensidad
Consideraciones epidemiológicas
Una forma de valorar el
impacto social de esta enfermedad y su magnitud poblacional es utilizar, como
medida epidemiológica, la tasa de prevalencia que
surge de la formula:
Nº de personas con la
enfermedad
___________________________________________
= X valor
Nº de personas de la población
expuesta al riesgo
Según los
estudios más relevantes la prevalencia global del
TEPT estaría entre el 1 y el 14%, aunque según el DSM IV “en estudios sobre
individuos de riesgo, por ejemplo veteranos de guerra, damnificados de
erupciones volcánicas o atentados terroristas pueden encontrarse cifras de prevalencia entre 3 al 58%.
Para apoyar
esta última aseveración sería pertinente tener la mediana como dato ya que entre
esos dos valores habría que ver cuáles son los de mayor frecuencia.
En el 159ª Congreso de
1) Aunque
el riesgo durante la vida posterior a la exposición es muy alto (60%-90%) la prevalencia de TEPT es relativamente baja (3, 4).
2) Aproximadamente 9% de los
individuos expuestos a cualquier evento traumático
reportan TEPT en determinados
momentos de su vida”(3).
3) La
mayoría de las personas experimentan una reducción sustancial de los síntomas
de TEPT durante los tres primeros meses y se recuperan sin ayuda profesional (5,
6).
4) La mayoría de las personas que experimentan traumas en los desastres no
desarrollan patología psiquiátrica prolongada.”(6).
Para poder
sacar algunas conclusiones del impacto del TEPT, hemos tomado el Cuadro 1,
elaborado por Benedetto Sarraceno, reputado
especialista de
Cuadro 1.
Quizá el
punto más destacado del Cuadro 1 es que los mayores valores están en el 20% (después
del desastre) que se van reduciendo al 15% con el tiempo cercano.
Desde una
perspectiva psicosocial, existen pruebas que
demuestran que la calidad del apoyo social, los acontecimientos familiares, las
experiencias durante la etapa infantil, los rasgos de la personalidad y los
trastornos mentales preexistentes pueden influir en la aparición del TEPT.
Pero
también este puede aparecer en individuos sin ningún factor predisponerte,
sobre todo cuando el acontecimiento es extremadamente traumático (8).
Un veterano de la guerra de las Malvinas relató
hace poco en un trabajo sobre el tema realizado por el Programa de Veteranos de
Guerra de las Malvinas (VGM) de
“Y cuando llegamos nos decían: ¡Ahí están los cagones! Había gente que tenía miedo,
que no querían preguntarte nada.
Que te miraban medio de costado, te miraban con cara de estás loquito...”.
“Cuando
estábamos en las Islas nos mandaban chocolate… cuando regresamos al continente,
ni pelotas nos dieron” ( del Pte.
del Centro VGM , Neuquén).
Relacionado
con el tema del apoyo social, son interesantes las consideraciones sobre el
concepto de doble herida psíquica/doble herida social de Chaim
Chatan(10).
Para este
autor hay doble herida social, cuando
un sujeto es victimizado en una determinada
situación, por ejemplo en combate; y, más tarde, a su retorno al entorno social
habitual, es atacado por la sociedad, o por lo menos por un sector de ella,
mediante actitudes de incomprensión, censura o reprobación; lo cual produce una
segunda herida.
“La doble
herida psíquica, -dice Chaim Chatan-
consiste en el choque que se produce entre la percepción de la realidad que
tiene la víctima en el momento del trauma, por ejemplo en los momentos de
combate, y la realidad con la que se encuentra y con la que tiene que convivir
cuando vuelve a su entorno social habitual. Las dos situaciones son
contradictorias y se produce un choque entre las mismas(10).”
Veamos estos otros relatos (9):
“No había
nadie. A la familia no le podías hablar de eso. No te preguntaban nada para que
no te sintieras mal”.
“Yo dormía
con los ojos abiertos, mi vieja se pegaba cada cagazo!
El primer año pasaba un avión y nos tirábamos al piso”.
“En Malvinas no pasé hambre,
sí mucho frío. Ellos tenían una mentalidad de mierda. Me sentía solo. No sabía que íbamos a ir a la
guerra. Fue sorpresivo, me congele. (No sabía nada)[...] Malvinas era una causa
noble, estaba dispuesto a dar la vida”.
Cuando se le preguntó si le había quedado
alguna secuela el mismo veterano respondió:
“Lo normal, a veces en el sueño, pesadillas, cada
tanto. Como decía…los recuerdos rompen tumbas.”
Es de tener en cuenta que de las observaciones clínicas, los
relatos de veteranos de guerra, y las amplias circunstancias político-sociales
que rodean a esos eventos bélicos, algunos autores han desarrollado conceptos a
manera de autocrítica a tener en cuenta.
Así, dice Chatan, “no me
gusta la forma actual de diagnosticar los trastornos por estrés en los manuales
de enfermedades oficiales que se han hecho muy populares, especialmente el
Manual de
Relacionado
con el tema de las guerras, en su país donde participó del movimiento opositor
a
“Habían
gastado grandes cantidades de dinero, y, al eliminarla del Manual, nadie podía
solicitar este tipo de tratamientos ni llevar a la administración ante los
tribunales a causa de ellos”. Los jueces solían decir: “No está en el Manual,
por lo que no procede” (11).
El hecho
básico en el TEPT es que la herida es de origen humano, es decir que ha sido
infligida directa o indirectamente por otros seres humanos; y que el resultado
sintomático de esta herida es la pérdida de la confianza en las demás personas.
La confianza es muy difícil de reconstruir.
Por todo
ello resulta fundamental, para la curación de la herida del estrés
postraumático, el ser capaz de expresar el impacto emocional del mismo, y, para
ello, es necesario considerar el
contexto social.
El expresar
el duelo hace posible que las personas intenten volver a experimentar el
sentimiento de confianza en otras personas y puedan empezar a reconstruir sus
vidas más allá de la experiencia maladaptativa del
estrés.
Otro veterano testimonió: “Yo pienso todos los días. Qué buena
experiencia en algún sentido, quedé conforme conmigo. Pero no sé si es correcto volver a pensar… pasaron 25 años.”
Los
veteranos, entre otros han sido
expuestos al “lado oscuro” de la vida en la sociedad contemporánea y que esto
supone un conflicto importante con la vida cotidiana que el resto de la gente
elude.
Sabemos que
la realidad refleja posiciones, actitudes sociales diferentes. Ese reflejo de
la realidad social al que han estado expuestos durante seis meses, dos años o
cinco años es totalmente diferente de la realidad social de la vida civil
cotidiana.
Este es el
motivo por el que los supervivientes de todo tipo intentan ser acallados por
sectores dominantes de la sociedad con el propósito de que su experiencia
tienda a ser olvidada y a desaparecer. Puntualizamos que en todos estos años
esta actitud contaminó e influye a vastos sectores de la sociedad.
Esto suma
factores a las causas más políticas de la desmalvinización,
que no tenemos dudas están en curso, por ejemplo cuando el ex presidente Néstor
Kirschner hablando en Gran Bretaña, (publicado por The Guardian) calificó
a la recuperación de las Islas Malvinas como una “cobarde agresión”. Y al ex presidente Raúl Alfonsín y sectores
de las FF. AA. argentinas que sostenían una actitud desmalvinizadora.
Terapéutica
Chatan, recomienda
como la mejor terapéutica para el tipo más refractario del TEPT al tratamiento
grupal intensivo (11).
Ello se
debe a que el tratamiento grupal intensivo reconstruye las unidades sociales.
Es
necesario reconstituir dichas unidades para obtener un nuevo desarrollo de la
confianza, especialmente si se trata de unidades formadas por personas que han
compartido la misma experiencia.
Es un error
conceptual considerar que el TEPT es el desorden mental más importante
resultante de un desastre. El TEPT es sólo del rango común o con frecuencia comórbido de otros síntomas mentales (trastornos del humor
o la ansiedad) que tiene a aumentar los síntomas comunes moderados y que se
hacen prevalentes después de los desastres.
En nuestra
experiencia la psicoterapia individual, los recursos psicofármacológicos,
racionalmente utilizados, y la ayuda familiar, “médica” son fundamentales en el
tratamiento médico de estos trastornos.
Habría que
ponderar epidemiológicamente la observación de que
los procesos de recuperación de los veteranos de la guerra de las Malvinas está
directamente relacionados en muchos casos con su inclusión en las actividades político sociales, propias de su condición, y las de su carácter
de ciudadano.
Y es obvio
que una estadística apropiada sobre la magnitud del problema deberá incluir a
los miles de veteranos de las Malvinas, civiles y militares, que desarrollan su
vida cotidiana y familiar en medio de necesidades y problemas, como la mayoría
de los ciudadanos de nuestro país.
En un
informe de
En
consecuencia, hasta la propia OMS considera que “las agencias (servicios) han
sobredimensionado el TEPT y han creado servicios verticales estrechos que no
sirven a la gente con otros problemas mentales (11).
La importancia del marco cultural
Sobre el
concepto de estrés postraumático destacados especialistas de
En nuestra
opinión, es muy importante, al analizar un cuadro psicosocial
como el TEPT, tener en cuenta desde qué experiencias y bajo qué perspectiva político-social
se afirman los conceptos; ya que prácticamente toda la literatura y las
experiencias provienen de la post-guerra de Vietnam, y fueron realizadas desde
la perspectiva y la experiencia social de los EE.UU.
Al
finalizar la guerra de las Malvinas, la preocupación por las secuelas de la conflagración
llevaron a varios especialistas de nuestro medio a recurrir a la experiencia post
Vietnam de ese país. No es una objeción sobre la voluntad de quienes entendían
una forma de brindar un servicio a sus conciudadanos. Pero reconozcamos que son
pocos los estudios que se conocen de los otros contendientes, los vietnamitas,
triunfadores de una guerra de base popular ¿Y las experiencias de los argelinos, frente a los
franceses, magistralmente descriptas por Franz Fanon? ¿Y la de los afganos atacados por rusos en su
momento, y luego por los países de
No hay duda
de que combatientes de uno u otro país pueden tener secuelas o síntomas similares
en tanto diagnóstico médico, pero si los consideramos en términos de pronóstico
clínico-social las valencias o motivaciones de un veterano que desde pequeño
fueron internalizadas como valores sustantivos (los
símbolos, la patria, la defensa de la soberanía) pueden tener distinto valor recuperatorio para quien se ha incluido en la guerra como
profesional, como mercenario o como
parte de una potencia agresora.
Para
finalizar en un esquemático cuadro de síntesis proponemos cotejar las nociones
de Mito versus Realidad a fin de promover una reflexión sobre temas que hacen a
las propuestas de abordaje de este problema crítico de la salud de los veteranos
de la guerra de las Malvinas cualquiera haya sido su lugar jerárquico en el
combate del Atlántico Sur.
________________________________________________________________________
6. La recuperación requiere medicación 6. La mejor recuperación se
obtiene
específica
y eventual psicoterapia
con psicoterapia, uso racional de
psicofármacos y participación so
cial como VGM y
ciudadano
______________________________________________________________________
7. La posición y actitud del
terapeuta 7. La posición y actitud del terapeu-
ante
tado terapéutico . de tener
incidencia en la recupe-
ración
del VGM
______________________________________________________________________
Conclusión
Se trata en
este trabajo de aportar algunas ideas para la reflexión. No pretenden echar luz
definitiva sobre la patología mencionada, pero se intenta con ellas llamar la
atención sobre ciertos aspectos culturales que habitualmente no se han
considerado suficientemente en la definición del estrés post-traumático consecutivo a la guerra y que
merecen particular atención a la hora de tratar a los veteranos de la misma.
Quizás nuevas investigaciones confirmen lo que se presenta aquí y sus
conclusiones se agreguen a las de los muchos colegas que vienen trabajando desde
hace años sorteando grandes los obstáculos y ante el desinterés de los
estamentos oficiales de distintos periodos gubernamentales de nuestra historia
reciente.
Bibliografía
1. DSM- IV. Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, American
Psychiatric Association,
Washington: APP, 1992.
2.
CIE 10, Décima
revisión d
3.
Breslau N, Kessler RC, Chilcoat HD, Schultz LR, Davis GC, Andreski P.Trauma
and posttraumatic stress disorder in the community: the 1996 Detroit Area
Survey of Trauma. Arch Gen Psychiatry.
1998 Jul;55(7):626-32.
4.
Kessler RC, Sonnega A, Bromet E, Hughes M, Nelson CB.
Posttraumatic stress disorder in the
National Comorbidity Survey. Arch Gen
Psychiatry. 1995 Dec;52(12):1048-60.
5. Rothbaum
BO, Riggs DS, Murdock TB.Treatment of posttraumatic
stress disorder in rape victims: a comparison
between cognitive-behavioral
procedures and counseling. J Consult Clin Psychol. 1991 Oct;59(5):715-23
6.
Valentiner DP, Foa EBDS , Riggs DS, Gershuny BS. Coping strategies and
posttraumatic stress disorder in female
victims of sexual and nonsexual assault. J
Abnorm Psychol. 1996 Aug;105(3):455-8.
7. Elaborado por el Dr. Benedetto
Saraceno, Director de Salud Mental de
2006
8. Fuente: DSM IV.
9. Lic. Marcia Maluf,
(Comunicación personal), 2007.
10. Chatan Ch. conferencia en la“Sociedad Española de Psicotraumatología
y
estrés traumático”, Junio 2000.
11. Saraceno B et alt. Mental
health assistance to the populations affected by the
Tsunami in
Asia.
Ginebra: Informes OMS, 2006.
Salud: para el Veterano de Malvinas y su grupo
familiar
La salud de los Veteranos
de Malvinas
por Dr. Enrique Stein
Si hay un tema del proceso
salud enfermedad que excede largamente las consideraciones exclusivamente
médicas es el de la salud de los Veteranos de Guerra, en
particular de la salud mental.
Toda guerra supone en si
una complejidad multicausal, pero el análisis de
cualquier evento bélico (y así ha sido a lo largo de la historia de la
humanidad), impone la necesidad de analizar su contenido social, sus
propósitos, que necesidades tiende a satisfacer, en que momento histórico
social se desencadena, cuales son los intereses en disputa, etc.
Cuando hablamos del
proceso de salud-enfermedad de los combatientes (tanto soldados, suboficiales,
oficiales y civiles), no es detalle menor analizar desde que objetivos cada uno
de ellos sintió su inclusión en un evento
de riesgo como una guerra. El análisis de la subjetividad de cada participante
es fundamental. Subjetividad que también supone valores de conciencia social,
ponderación de la soberanía nacional y
sus símbolos, aprendida desde la infancia en el proceso educativo y ámbito
familiar y consideración de las circunstancias del devenir político social al
momento del desenlace del episodio bélico
Estas consideraciones
sobre el pasado y el presente de los VGM nos llevan a plantear la hipótesis de
que según el tipo de guerra en que han participado pueda tener diferentes
constelaciones sintomáticas y sus
pronósticos actuales. Eso podría ser un
ingrediente no menor a la hora de acercarse a ver que factores deben (o
deberían) tenerse en cuenta para morigerar las graves consecuencias de la participación
en la guerra de Malvinas.
La desatención actual de
muchas necesidades básicas de los VGM sigue siendo parte del efecto desmalvinizador hoy continuado por el actual turno
gobernante.
La remalvinización,
en el sentido histórico de la gesta podría
ser parte de una contribución para evitar, que sigamos leyendo en la crónica cotidiana, los
suicidios de VGM como expresión máxima de dolor no resuelto por muchos de
ellos.
Es obvio que hay
singularidades en la vida de cada VGM, pero seria una reflexión prudente y
necesaria para muchos trabajadores de la salud que
están poniendo un gran esfuerzo en
ayudar a los VGM.
Para quien escribe, la
guerra de Malvinas fue una Guerra patriótica en tanto se intentó la
recuperación de un territorio argentino en manos de los colonialistas ingleses.
Para los soldados
ingleses su inclusión en esta guerra ¿pudo haber sido algo distinto de los
propósitos de
¿Por que hablamos del contenido
de una guerra (si es una guerra nacional o una decisión de mantener un enclave
imperialista)?. Porque a mi entender, cuando se habla sobre todo lo dramático que tuvo el accionar
en el mismo campo de batalla, hay que poner de relieve también los valores que
los combatientes ponían al servicio de una causa justa. Y su recordatorio
actual por y para esos mismos combatientes (dentro o fuera del encuadre médico)
es a mí entender una necesidad no solo política sino altamente terapéutica, en
términos de salud.
Cuando se habla de la
salud mental de los VGM se tiende a focalizar exclusivamente en el TEPT
(trastorno de estrés postraumático) como una referencia a las consecuencias de
lo vivido en el campo de batalla. Muchos son los relatos de compañeros que estando
en esas difíciles condiciones, sentían el orgullo de estar combatiendo a los
enemigos históricos de la patria. Es más, muchos recuerdan como eran alentados
desde el continente. En los encuentros
sociales y en muchos tratamientos psicoterapéuticos, esta ponderación y
recuerdo de algo muy valorado es omitido concientemente o no, de modo que en
los hechos, en la reconstrucción histórico-personal, queda solo de relieve el
dolor, el sufrimiento, la indefensión, etc.
No se duda en absoluto
que ellos existieron y nadie supone que se puede hablar ligeramente de ello.
Pero a medida que hemos ido haciendo nuestra experiencia en el tratamiento de
VGM, la constelación clínica del TEPT reconoce tanta o mas importancia en la
determinación del cuadro psicosomático, lo que ocurrió en el segundo escenario de la guerra, tras la
derrota militar: el de la vuelta al territorio encontrándose con una decisión
política gubernamental, acompañada por sectores civiles y militares desmalvinizadores, de silenciar, desconocer, ocultar,
ignorar, a los VGM. Es decir, eliminar toda posibilidad de reconocimiento y con ello quitar todo sostén
social/grupal al ex combatiente afectando de ese modo y de manera directa, sus posibilidades de plena
recuperación de las situaciones traumáticas
vividas.
Es cierto que el silencio
reconoce dos aspectos: uno, el silenciamiento social que promovió el Estado.
Otro el que el propio afectado y hasta su familia, por la situación traumática
pueda hacer. Su existencia simultánea no niega que el aspecto principal fue el
silenciamiento social inducido, ya que es altamente probable que la situación
traumática de la guerra hubiera podido ser llevada de otro modo si el
reconocimiento social hubiera sido la nota dominante del regreso al continente.
Y si además se hubiera
atendido la situación del VGM apenas terminada la misma. Tanto peso
determinante en la situación psicoemocional tienen
este sostén social que aun en veteranos de guerra de potencias imperiales, a
medida que pasa el tiempo y no ven respondidos sus reclamos de pensiones,
atención de su salud etc, se dan fenómenos de
violencia indiscriminada, suicidios, destrucción familiar, etc..
La experiencia que ya van
recogiendo los que vuelven de la ocupación imperialista de EEUU en Irak es que los síntomas traumáticos
posguerra son menores cuando son atendidos de inmediato. Ellos han tomado la
decisión de crear un gran Hospital para los que regresan del frente; no esta
claro si para atenderlos mejor o para aislarlos de la protesta social y de los
mas de 3200 desertores norteamericanos que ya tiene esa guerra. (New York Times, 07/04/07).
Este es un campo de
investigación concreto porque ya hay quienes, al ver suicidios en ex
combatientes ingleses, hacen una generalización sobre las guerras, “todas las
guerras son iguales” que tiende a negar que hay guerras justas y guerras
injustas, a partir de un epifenómeno parcialmente análogo que impacta la salud
de los protagonistas.
Las analogías entre los
traumas de una guerra y de otra pueden
en algunos aspectos ser parecidos, pero la identificación del combatiente con
los objetivos políticos y patrióticos de su sacrificio requiere consideración
especial, porque en nuestro caso
esta arraigado en nuestra identidad
desde niños por el aprendizaje cotidiano en el ámbito educativo, familiar y
social. No estaría ocurriendo así en un soldado profesionalizado
como el caso de los combatientes de países imperialistas que de modo creciente
se ven involucrados en guerras de agresión, destrucción y matanza
indiscriminadas.
Si nos moviéramos en
aquella lógica debería condenarse al
Gral. San Martín por haber organizado el Ejército de los Andes ya que las
batallas por la libertad de nuestra Patria condujo también a la muerte y enfermedades
de muchos argentinos. Y las condiciones en que se trasladaban miles de soldados
a través de los Andes en burros y los sufrimientos en esa gesta quizás no
fueron menores a los de otras guerras. El factor excluyente no es quien conduce sino cual es el sentido político
social de la guerra emprendida, porque muchas veces el desarrollo del conflicto
puede escapar de los cálculos estratégicos
previos e incluir a sus protagonistas de manera diferente al calculado
por los que tomaron la decisión política de hacerla.
Si en el proceso de
conformación de la subjetividad (lo que pensamos, sentimos y hacemos) de cada uno de nosotros
es importante el sostén grupal/familiar/social, (Enrique Pichón Riviere), ¡cuánto mas debería serlo para aquellos que
venían de participar de un combate durísimo con el enemigo! Si en la
subjetividad de los combatientes estaban también los valores patrióticos, esta
ponderación positiva tanto por la sociedad como por los terapeutas actuantes
requiere ser considerado como factor de apoyo psicológico. No se trata de
impostar una posición, pero es pertinente
reconocer que como ocurre como en toda profesión, aún la más “neutral”
tiene su peso la ideología, las consideraciones políticas y sociales del
“agente de salud”. Hemos escuchado en congresos científicos a algún
psicoterapeuta donde se consideraba la
situación de la salud mental de los
VGM, ponderar negativamente las
reacciones de bronca, protesta, “resentimiento”, etc. de esos excombatientes,
ante su situación de desamparo. En esos días la protesta de los VGM era
específicamente porque se había cambiado el 2 de abril y pasado a “feriado” el
lunes 5.
La tarea “terapéutica”,
según esos profesionales, sería en ese caso, evitar toda reacción “desmedida”.
Para nosotros esa conducta
activa frente a la injusticia es un signo evidente de salud mental.
La mejoría o recuperación
de la salud de los VGM, tiene un aporte fundamental en su permanente accionar
de reclamo, su organización en los centros de Veteranos, y su creciente
conciencia de que sus reclamos forman parte de las necesidades no satisfechas
de la mayoría de los argentinos. No es novedad que la participación social es
un factor de salud (vemos como muchos
sectores sociales se organizan para
luchar por sus derechos), sin desconocer la especificidad de lo vivido en
combate.
Es importante también
señalar que no todos los VGM tienen la constelación sintomática del TEPT y que
desarrollan sus vidas adaptados activamente al trabajo, al estudio, al
sostenimiento del grupo familiar. Es cierto también que la reinserción
institucional a las fuerzas actuó para muchos como ámbito de sostén, lo que no
ocurrió con la mayoría de los soldados, abandonados criminalmente a su suerte.
Las posibilidades de
desarrollar el TEPT, reconocen también historias personales y familiares
previas a la guerra, que eclosionan con el detonante de la guerra. La
posibilidad de “pensar con otro u otros” en el acontecer previo, durante y la
posguerra, favorecerán la recuperación psicoemocional
del VG. El abordaje terapéutico grupal se va desarrollando cada vez más en
centros especializados y es posible evaluar como en otras experiencias
posbélicas, esa forma de tratamiento favorece una más rápida recuperación que
el enfoque exclusivamente individual.
Los estudios
epidemiológicos actuales sobre la situación de los VGM son más que evidentes
para ponderar la grave situación que los aqueja. Lo mismo para sus grupos
familiares.
La realidad de los
estudios hechos hasta la fecha es clara. Es una tarea inmediata ampliar la
cobertura asistencial actual, desarrollar estudios de vulnerabilidad psicosocial y potenciar una red de intercambio de
experiencias en curso donde es fundamental una planificación compartida con las
organizaciones de VGM civiles y militares.
Deberíamos quizás también
desarrollar algunos indicadores positivos (llamémoslos de salud) observados en
la recuperación y adaptación activa a la realidad de los VGM., que pudieran ser
compartidos en diversos efectores de salud para ampliar los recursos
terapéuticos, integrados a los tradicionales de la psicoterapia y la
farmacoterapia.
Estas reflexiones solo
pretenden contribuir a fortalecer la tarea de dar más rápida y eficaz respuesta
a las necesidades de nuestros veteranos de guerra. Es solo en parte
una tarea médica. Es
principalmente una actividad que
involucra a todo el pueblo argentino por que con ella no se satisface solo un
requerimiento sectorial sino se favorece uno de los factores relevantes de
nuestra identidad nacional.
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La
salud de los Veteranos de Malvinas
por Juan Manuel Viladoms
A 25 años de
Desde el Centro de Estudiantes
de Ciencias Medicas de
Sabemos que los Soldados
venían de una derrota, es una experiencia que siempre tiene consecuencias en
todos.
Debió empezar, hace 24
años, un proceso de recepción y asistencia a los soldados, abarcando también a
sus familias y a la sociedad. Tras esa evaluación debió realizarse un
tratamiento para que las secuelas fueran debidamente tratadas y hoy la realidad
de muchos de ellos seria mucho menos traumática.
Muchos de ellos lograron
esta integración, por sí mismos, pero otro número muy elevado no lo pudo hacer
y basta con ver la cantidad de suicidios para darse cuenta que se los debió reconocer
con equidad y eficacia y establecer una estrategia para su asistencia.
Tenemos especialistas que
pueden ser hasta cierto punto escasos, pero existentes en el país. Solo hay que
convocarlos. (…)
Para un homogéneo,
sostenido y eficaz tratamiento hay que dejar de lado subjetividades.
En lo que seguro vamos a
estar de acuerdo es que lo que hubo desde hace 25 años, fue desmalvinización,
producto de la dependencia que sufre nuestro país hacia los imperialismos que
lo oprimen y entre estos el imperialismo ingles.
Las políticas de Estado
no fueron más que funcionales a sus exigencias y la única salida que le dieron
a nuestra sociedad fueron ansiolíticos, alcohol y drogas.
Pero fue la lucha de los
veteranos la que les dio el reconocimiento y el Estado no ha generado una
política de sanidad sostenida en el tiempo.
En la lucha ellos
encontraron una causa y viven por ella, también esta causa esta ligada a sus
necesidades y muchas de estas necesidades están ligadas a la falta de atención
médica y eso es lo más dramático.
Los veteranos no están
exentos y sufren la realidad de falta de políticas sustentables, o políticas de
exclusión y entrega de nuestros patrimonios, además de eso tienen que sufrir el
hecho de que se siga desmalvinizando.
Por ejemplo el presidente
de
Es necesidad de cada
veterano encontrar, en realidad, causas relacionadas a los proyectos
personales, sociales, políticos, etc. (…) La salud hoy funciona según la
demanda, la demanda la hace el que está en condiciones de demandar, pero el
sistema de seguridad social es, cada vez en mayor medida, menos prestador
directo de servicios, y cada vez tercerizan más las
prestaciones.
PAMI y las obras sociales
provinciales son los servicios de seguridad social que usan la mayoría de los
veteranos de guerra. Y para los que saben demandar estos servicios fueron tan
útiles como para el resto de la población. Los que no saben demandar o no
pueden o que por diversos motivos no se hicieron usuarios, hoy evidencian un
modelo de atención que no les ha servido para mitigar sus necesidades, o bien
dicho, para tratar las secuelas psíquicas y físicas que le dejó la guerra.
Este desencuentro deviene
de un fracaso sanitario, y hace que hoy no seamos capaces de reconocer o
delimitar grupos de alto riesgo.
Sin ir más lejos aún no
lo hemos hecho con los inundados de la provincia de Santa Fe que en algunos
lugares ya van por la segunda inundación en 4 años, muchos están sin atención
alguna.
Necesitamos censos
veraces y transparentes.
Necesitamos valernos de
las estrategias adecuadas para el
tratamiento de los pacientes que participaron de acciones bélicas.
El tratamiento debe ser
contextualizado, necesariamente, en un marco histórico-social, entendiendo que
la crisis económica constituye un papel desencadenante de trastornos psíquicos
y de disgregación social. Es decir no podemos hacer la vista al costado cuando
sabemos que la población cuenta con cada vez menos recursos para la contención
de ellos mismos.
Por eso es esto, a
nuestro entender, lo que hay que empezar a hablar para una nueva estrategia
eficaz, de calidad y que perdure en el tiempo para nuestros queridos veteranos
y extrapolarlo a otros ámbitos de la sociedad, consensuando tratamientos y
respetando puntos de vista que muchas veces habían advertido la realidad que
hoy en día nos afecta. (…)
Tengo que agradecer a
todos los que se acercaron a esta charla, a María Alejandra Silva que me ayudó
en este proceso de aprendizaje y sobre todo a los ex soldados combatientes, Héroes
de Malvinas, que tanto he esperado para homenajearlos en mis 25 años de
vida, en nombre del CECM y los estudiantes de esta facultad, un gran abrazo,
que esto sea el comienzo de algo grande.
Las Malvinas fueron, son y serán
argentinas.
Texto enviado por Foro
Malvinas Santa Fe: Extracto de las palabras pronunciadas por Juan Manuel Viladoms, el 24 de mayo de 2007 en la ciudad de Rosario, al cierre del ciclo de las charlas
que se realizaron en