Estrés Postraumático: ¿Realidad o Mito? (Ver Power Point)

(Los Veteranos de Guerra de Malvinas)

Enrique Stein

Médico (UBA) especialista en psiquiatría, Psicólogo Social, Diplomado en Salud Pública (UBA), Presidente del Capítulo de Psicotraumatología de APSA

steinenrique@fibertel.com.ar

Resumen: El Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) en veteranos de guerra ha sido sobredimensionado respecto a su impacto real en la salud mental. Se trata de reconocerlo en su justa magnitud, multicausalidad y consideración de un cuadro médico social. Se tienen en cuenta reflexiones de especialistas en el tema, se ponderan variables psicosociales y se amplían los recursos terapéuticos, con variables sociopolíticas. Se cotejan diversos mitos sobre el TEPT, con la realidad observada, formulando diversas hipótesis a investigar.

Palabras clave: Estrés Postraumático - Multicausalidad - Variables sociopolíticas – Malvinización - Mito- Realidad.

Introducción                

El propósito de este breve trabajo es sugerir una reflexión sobre un tema crítico de la salud mental de la población argentina y de los veteranos de la guerra de las Malvinas, en particular.

El estrés postraumático(TEPT, Trastorno de Estrés Postraumático) se caracteriza por la aparición de síntomas que siguen a la exposición a un acontecimiento estresante y extremadamente traumático, que representan un peligro real para su vida o cualquier otra amenaza para su integridad física con:

          Temor, desesperanza, horrores intensos.

          Presencia de re-experimentación persistente al acontecimiento traumático.

          Evitación persistente de los estímulos asociados a él y embotamiento de su capacidad de respuesta.

          Síntomas persistentes de activación (arousal) presentes durante más de un mes.

          Provocar malestar clínicamente significativo o deterioro social o laboral u otras áreas importantes de la actividad del individuo (1).

Existen ciertos rasgos de personalidad que pueden ser factores predisponentes […] pero no son necesarios ni suficientes para explicar la aparición del mismo” (2).

El comienzo sigue al trauma con un período de latencia cuya duración varía desde unas pocas semanas hasta meses (raro supera los seis meses). El curso es fluctuante pero se puede esperar la recuperación en la mayoría de los casos.

En una pequeña proporción de los enfermos, el trastorno puede tener durante muchos años un curso crónico y evolución hacia una transformación persistente de la personalidad.

Este trastorno no debe ser diagnosticado a menos que no este totalmente claro que ha aparecido dentro de los seis meses posteriores a un hecho traumático de excepcional intensidad

Consideraciones epidemiológicas

Una forma de valorar el impacto social de esta enfermedad y su magnitud poblacional es utilizar, como medida epidemiológica, la tasa de prevalencia que surge de la formula:

Nº de personas con la enfermedad

___________________________________________ =     X valor

Nº de personas de la población expuesta al riesgo

 

Según los estudios más relevantes la prevalencia global del TEPT estaría entre el 1 y el 14%, aunque según el DSM IV “en estudios sobre individuos de riesgo, por ejemplo veteranos de guerra, damnificados de erupciones volcánicas o atentados terroristas pueden encontrarse cifras de prevalencia entre 3 al 58%.

Para apoyar esta última aseveración sería pertinente tener la mediana como dato ya que entre esos dos valores habría que ver cuáles son los de mayor frecuencia.

En el  159ª Congreso de la Asociación Americana de Psiquiatría (realizado en Canadá en mayo de 2006) el jefe del Departamento de Desastres de la APA, Anthony Ng, las siguientes precisiones sobre el tema:

1) Aunque el riesgo durante la vida posterior a la exposición es muy alto (60%-90%) la prevalencia de TEPT es relativamente baja (3, 4).

2) Aproximadamente  9% de los  individuos expuestos a cualquier evento traumático

reportan TEPT en determinados momentos de su vida”(3).

3) La mayoría de las personas experimentan una reducción sustancial de los síntomas de TEPT durante los tres primeros meses y se recuperan sin ayuda profesional (5, 6).

4) La mayoría de las personas que experimentan traumas en los desastres no desarrollan patología psiquiátrica prolongada.”(6).

Para poder sacar algunas conclusiones del impacto del TEPT, hemos tomado el Cuadro 1, elaborado por Benedetto Sarraceno, reputado especialista de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien trabajó directamente, entre otros, en el tsunami mas grave de estos años que llevo a la muerte a más de 250.000 personas en Asia (7).

 

Cuadro 1.

Quizá el punto más destacado del Cuadro 1 es que los mayores valores están en el 20% (después del desastre) que se van reduciendo al 15% con el tiempo cercano.

Desde una perspectiva psicosocial, existen pruebas que demuestran que la calidad del apoyo social, los acontecimientos familiares, las experiencias durante la etapa infantil, los rasgos de la personalidad y los trastornos mentales preexistentes pueden influir en la aparición del TEPT.

Pero también este puede aparecer en individuos sin ningún factor predisponerte, sobre todo cuando el acontecimiento es extremadamente traumático (8).

Un veterano de la guerra de las Malvinas relató hace poco en un trabajo sobre el tema realizado por el Programa de Veteranos de Guerra de las Malvinas (VGM) de la Capital Federal (9):   

“Y cuando llegamos nos decían: ¡Ahí están los cagones! Había gente que tenía miedo,

que no querían preguntarte nada. Que te miraban medio de costado, te miraban con cara de estás loquito...”.

“Cuando  estábamos en las Islas nos mandaban chocolate… cuando regresamos al continente, ni pelotas nos dieron” ( del Pte. del  Centro VGM , Neuquén).

Relacionado con el tema del apoyo social, son interesantes las consideraciones sobre el concepto de doble herida psíquica/doble herida social de Chaim Chatan(10).  

Para este autor hay doble herida social, cuando un sujeto es victimizado en una determinada situación, por ejemplo en combate; y, más tarde, a su retorno al entorno social habitual, es atacado por la sociedad, o por lo menos por un sector de ella, mediante actitudes de incomprensión, censura o reprobación; lo cual produce una segunda herida.

“La  doble herida psíquica, -dice Chaim Chatan- consiste en el choque que se produce entre la percepción de la realidad que tiene la víctima en el momento del trauma, por ejemplo en los momentos de combate, y la realidad con la que se encuentra y con la que tiene que convivir cuando vuelve a su entorno social habitual. Las dos situaciones son contradictorias y se produce un choque entre las mismas(10).”

Veamos estos otros relatos (9):   

 “No había nadie. A la familia no le podías hablar de eso. No te preguntaban nada para que no te sintieras mal”.

 “Yo dormía con los ojos abiertos, mi vieja se pegaba cada cagazo! El primer año pasaba un avión y nos tirábamos al piso”.

 “En Malvinas no pasé hambre, sí mucho frío. Ellos tenían una mentalidad de mierda. Me sentía solo. No sabía que íbamos a ir a la guerra. Fue sorpresivo, me congele. (No sabía nada)[...] Malvinas era una causa noble, estaba dispuesto a dar la vida”.

Cuando se le preguntó si le había quedado alguna secuela el mismo veterano respondió:

“Lo normal, a veces en el sueño, pesadillas, cada tanto. Como decía…los recuerdos rompen tumbas.”

Es de tener en cuenta  que de las observaciones clínicas, los relatos de veteranos de guerra, y las amplias circunstancias político-sociales que rodean a esos eventos bélicos, algunos autores han desarrollado conceptos a manera de autocrítica a tener en cuenta.

Así,  dice Chatan, “no me gusta la forma actual de diagnosticar los trastornos por estrés en los manuales de enfermedades oficiales que se han hecho muy populares, especialmente el Manual de la Asociación Psiquiátrica Americana, conocido como DSM-IV, pese a haber tenido yo mismo un amplio papel en la parte del mismo que trata del estrés traumático”(10). Y agrega: “Tengo dificultades con el manual porque tiende a pensar en los trastornos por estrés puramente en términos médicos como si  fueran casi exclusivamente fisiológicos” (10).

Relacionado con el tema de las guerras, en su país donde participó del movimiento opositor a la Guerra de Vietnam, dice Chatan: “Además de la biologización de la psiquiatría en los EE.UU., hubo también un poderoso movimiento de despolitización. Antes del DSM-III y del DSM-II, los trastornos reactivos desaparecieron casi por completo: la administración había decidido que no quería seguir gastando dinero  en el tratamiento de las reacciones al estrés extremo, como después de la IIª Guerra Mundial”.

“Habían gastado grandes cantidades de dinero, y, al eliminarla del Manual, nadie podía solicitar este tipo de tratamientos ni llevar a la administración ante los tribunales a causa de ellos”. Los jueces solían decir: “No está en el Manual, por lo que no procede” (11).

El hecho básico en el TEPT es que la herida es de origen humano, es decir que ha sido infligida directa o indirectamente por otros seres humanos; y que el resultado sintomático de esta herida es la pérdida de la confianza en las demás personas. La confianza es muy difícil de reconstruir.

Por todo ello resulta fundamental, para la curación de la herida del estrés postraumático, el ser capaz de expresar el impacto emocional del mismo, y, para ello, es necesario considerar  el contexto social.

El expresar el duelo hace posible que las personas intenten volver a experimentar el sentimiento de confianza en otras personas y puedan empezar a reconstruir sus vidas más allá de la experiencia maladaptativa del estrés.

Otro veterano testimonió: “Yo pienso todos los días. Qué buena experiencia en algún sentido, quedé conforme conmigo. Pero no sé si es correcto volver a pensar… pasaron 25 años.”

Los veteranos, entre otros  han sido expuestos al “lado oscuro” de la vida en la sociedad contemporánea y que esto supone un conflicto importante con la vida cotidiana que el resto de la gente elude.

Sabemos que la realidad refleja posiciones, actitudes sociales diferentes. Ese reflejo de la realidad social al que han estado expuestos durante seis meses, dos años o cinco años es totalmente diferente de la realidad social de la vida civil cotidiana.

Este es el motivo por el que los supervivientes de todo tipo intentan ser acallados por sectores dominantes de la sociedad con el propósito de que su experiencia tienda a ser olvidada y a desaparecer. Puntualizamos que en todos estos años esta actitud contaminó e influye a vastos sectores de la sociedad.

Esto suma factores a las causas más políticas de la desmalvinización, que no tenemos dudas están en curso, por ejemplo cuando el ex presidente Néstor Kirschner hablando en Gran Bretaña, (publicado por The Guardian) calificó a la recuperación de las Islas Malvinas como una  “cobarde agresión”. Y al ex presidente Raúl Alfonsín y  sectores de las FF. AA. argentinas que sostenían una actitud desmalvinizadora.

Terapéutica

Chatan, recomienda como la mejor terapéutica para el tipo más refractario del TEPT al tratamiento grupal intensivo (11).  

Ello se debe a que el tratamiento grupal intensivo reconstruye las unidades sociales.

Es necesario reconstituir dichas unidades para obtener un nuevo desarrollo de la confianza, especialmente si se trata de unidades formadas por personas que han compartido la misma experiencia.

Es un error conceptual considerar que el TEPT es el desorden mental más importante resultante de un desastre. El TEPT es sólo del rango común o con frecuencia comórbido de otros síntomas mentales (trastornos del humor o la ansiedad) que tiene a aumentar los síntomas comunes moderados y que se hacen prevalentes después de los desastres.

En nuestra experiencia la psicoterapia individual, los recursos psicofármacológicos, racionalmente utilizados, y la ayuda familiar, “médica” son fundamentales en el tratamiento médico de estos trastornos.

Habría que ponderar epidemiológicamente la observación de que los procesos de recuperación de los veteranos de la guerra de las Malvinas está directamente relacionados en muchos casos con su inclusión en las actividades político sociales, propias de su condición, y las de su carácter de ciudadano.

Y es obvio que una estadística apropiada sobre la magnitud del problema deberá incluir a los miles de veteranos de las Malvinas, civiles y militares, que desarrollan su vida cotidiana y familiar en medio de necesidades y problemas, como la mayoría de los ciudadanos de nuestro país.    

En un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se dice: “El bajo nivel de búsqueda de autoayuda por síntomas de TEPT en muchas culturas no occidentales, demuestra que el TEPT no esta en el foco del trauma de muchos sobrevivientes”(12).

En consecuencia, hasta la propia OMS considera que “las agencias (servicios) han sobredimensionado el TEPT y han creado servicios verticales estrechos que no sirven a la gente con otros problemas mentales (11).

La importancia del marco cultural

Sobre el concepto de estrés postraumático destacados especialistas de la OMS dicen: “Estamos convencidos de que se trata de una entidad nosológica muy artificial y que cambia según los contextos culturales”. A partir de nuestra experiencia en el tratamiento de veteranos de la guerra de las Malvinas, compartimos ese concepto.

En nuestra opinión, es muy importante, al analizar un cuadro psicosocial como el TEPT, tener en cuenta desde qué experiencias y bajo qué perspectiva político-social se afirman los conceptos; ya que prácticamente toda la literatura y las experiencias provienen de la post-guerra de Vietnam, y fueron realizadas desde la perspectiva y la experiencia social de los EE.UU.

Al finalizar la guerra de las Malvinas, la preocupación por las secuelas de la conflagración llevaron a varios especialistas de nuestro medio a recurrir a la experiencia post Vietnam de ese país. No es una objeción sobre la voluntad de quienes entendían una forma de brindar un servicio a sus conciudadanos. Pero reconozcamos que son pocos los estudios que se conocen de los otros contendientes, los vietnamitas, triunfadores de una guerra de base popular ¿Y las  experiencias de los argelinos, frente a los franceses, magistralmente descriptas por Franz Fanon? ¿Y la de los afganos atacados por rusos en su momento, y luego por los países de la OTAN bajo la conducción de los EE.UU.? Nos parece pertinente interrogarse y estudiar qué tienen en común y qué diferencias pueden existir entre ellas, tratándose de procesos desarrollados con motivaciones, necesidades, medios y recursos diferentes. También qué impacto común existió y cual impacto diferencial se registró según el carácter de la guerra.

No hay duda de que combatientes de uno u otro país pueden tener secuelas o síntomas similares en tanto diagnóstico médico, pero si los consideramos en términos de pronóstico clínico-social las valencias o motivaciones de un veterano que desde pequeño fueron internalizadas como valores sustantivos (los símbolos, la patria, la defensa de la soberanía) pueden tener distinto valor recuperatorio para quien se ha incluido en la guerra como profesional, como  mercenario o como parte de una potencia agresora.

Para finalizar en un esquemático cuadro de síntesis proponemos cotejar las nociones de Mito versus Realidad a fin de promover una reflexión sobre temas que hacen a las propuestas de abordaje de este problema crítico de la salud de los veteranos de la guerra de las Malvinas cualquiera haya sido su lugar jerárquico en el combate del Atlántico Sur.

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         6. La recuperación requiere medicación          6. La mejor recuperación se obtiene  

             específica y eventual psicoterapia                   con psicoterapia, uso racional de

                                                                                       psicofármacos y participación so

                                                                                       cial como VGM y ciudadano

______________________________________________________________________

         7. La posición y actitud del terapeuta             7. La posición y actitud del terapeu-

             ante la GM no impacta en el resul-                 ta ante la Guerra de Malvinas pue-

             tado terapéutico .                                            de tener incidencia en la recupe-

                                                                                     ración del VGM                                   

  ______________________________________________________________________                                                                                

Conclusión

Se trata en este trabajo de aportar algunas ideas para la reflexión. No pretenden echar luz definitiva sobre la patología mencionada, pero se intenta con ellas llamar la atención sobre ciertos aspectos culturales que habitualmente no se han considerado suficientemente en la definición del estrés  post-traumático consecutivo a la guerra y que merecen particular atención a la hora de tratar a los veteranos de la misma. Quizás nuevas investigaciones confirmen lo que se presenta aquí y sus conclusiones se agreguen a las de los muchos colegas que vienen trabajando desde hace años sorteando grandes los obstáculos y ante el desinterés de los estamentos oficiales de distintos periodos gubernamentales de nuestra historia reciente.

 

Bibliografía

 

1.       DSM- IV.  Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, American Psychiatric Association, Washington: APP, 1992.

2.       CIE 10, Décima revisión d la Clasificación Internacional de Enfermedad. Trastornos mentales y del comportamiento. Ginebra: OMS, 1992.

3.       Breslau N, Kessler RC, Chilcoat HD, Schultz LR, Davis GC, Andreski P.Trauma and posttraumatic stress disorder in the community: the 1996 Detroit Area Survey of Trauma. Arch Gen Psychiatry. 1998 Jul;55(7):626-32.

4.       Kessler RC, Sonnega A, Bromet E, Hughes M, Nelson CB.

      Posttraumatic stress disorder in the National Comorbidity Survey. Arch Gen

      Psychiatry. 1995 Dec;52(12):1048-60.

5.  Rothbaum BO, Riggs DS, Murdock TB.Treatment of posttraumatic

     stress disorder in rape victims: a comparison between cognitive-behavioral

      procedures and counseling. J Consult Clin Psychol. 1991 Oct;59(5):715-23

6. Valentiner DP, Foa EBDS , Riggs DS, Gershuny BS. Coping strategies and

     posttraumatic stress disorder in female victims of sexual and nonsexual assault. J

      Abnorm Psychol. 1996 Aug;105(3):455-8.

7.   Elaborado por el Dr. Benedetto Saraceno, Director de Salud Mental de la OMS.

      2006

8.    Fuente: DSM IV.

9.    Lic. Marcia Maluf, (Comunicación personal), 2007.

10. Chatan Ch. conferencia en la“Sociedad Española de Psicotraumatología y

      estrés traumático”, Junio 2000.

11. Saraceno B et alt. Mental health assistance to the populations affected by the

      Tsunami in Asia. Ginebra: Informes OMS, 2006.

 

Salud: para el Veterano de Malvinas y su grupo familiar

La salud de los Veteranos de Malvinas

por Dr. Enrique Stein

Si hay un tema del proceso salud enfermedad que excede largamente las consideraciones exclusivamente médicas  es el  de la salud de los Veteranos de Guerra, en particular de la salud mental.

Toda guerra supone en si una complejidad multicausal, pero el análisis de cualquier evento bélico (y así ha sido a lo largo de la historia de la humanidad), impone la necesidad de analizar su contenido social, sus propósitos, que necesidades tiende a satisfacer, en que momento histórico social se desencadena, cuales son los intereses en disputa, etc.

Cuando hablamos del proceso de salud-enfermedad de los combatientes (tanto soldados, suboficiales, oficiales y civiles), no es detalle menor analizar desde que objetivos cada uno de ellos sintió su inclusión  en un evento de riesgo como una guerra. El análisis de la subjetividad de cada participante es fundamental. Subjetividad que también supone valores de conciencia social, ponderación  de la soberanía nacional y sus símbolos, aprendida desde la infancia en el proceso educativo y ámbito familiar y consideración de las circunstancias del devenir político social al momento del desenlace del episodio bélico

Estas consideraciones sobre el pasado y el presente de los VGM nos llevan a plantear la hipótesis de que según el tipo de guerra en que han participado pueda tener diferentes constelaciones sintomáticas y  sus pronósticos actuales. Eso podría ser  un ingrediente no menor a la hora de acercarse a ver que factores deben (o deberían) tenerse en cuenta para morigerar las graves consecuencias de la participación en la guerra de Malvinas.

La desatención actual de muchas necesidades básicas de los VGM sigue siendo parte del efecto desmalvinizador hoy continuado por el actual turno gobernante.

La remalvinización, en el sentido histórico de la gesta  podría ser parte de una contribución  para  evitar, que sigamos  leyendo en la crónica cotidiana, los suicidios de VGM como expresión máxima de dolor no resuelto por muchos de ellos.

Es obvio que hay singularidades en la vida de cada VGM, pero seria una reflexión prudente y necesaria para muchos trabajadores de la salud que están poniendo un gran  esfuerzo en ayudar a los VGM.

Para quien escribe, la guerra de Malvinas fue una Guerra patriótica en tanto se intentó la recuperación de un territorio argentino en manos de los colonialistas ingleses.

Para los soldados ingleses su inclusión en esta guerra ¿pudo haber sido algo distinto de los propósitos de la Corona inglesa de mantener un enclave colonial utilizando también tropas mercenarias?

¿Por que hablamos del contenido de una guerra (si es una guerra nacional o una decisión de mantener un enclave imperialista)?. Porque a mi entender, cuando se habla  sobre todo lo dramático que tuvo el accionar en el mismo campo de batalla, hay que poner de relieve también los valores que los combatientes ponían al servicio de una causa justa. Y su recordatorio actual por y para esos mismos combatientes (dentro o fuera del encuadre médico) es a mí entender una necesidad no solo política sino altamente terapéutica, en términos de salud.

Cuando se habla de la salud mental de los VGM se tiende a focalizar exclusivamente en el TEPT (trastorno de estrés postraumático) como una referencia a las consecuencias de lo vivido en el campo de batalla. Muchos son los relatos de compañeros que estando en esas difíciles condiciones, sentían el orgullo de estar combatiendo a los enemigos históricos de la patria. Es más, muchos recuerdan como eran alentados desde el continente. En  los encuentros sociales y en muchos tratamientos psicoterapéuticos, esta ponderación y recuerdo de algo muy valorado es omitido concientemente o no, de modo que en los hechos, en la reconstrucción histórico-personal, queda solo de relieve el dolor, el sufrimiento, la indefensión, etc.

No se duda en absoluto que ellos existieron y nadie supone que se puede hablar ligeramente de ello. Pero a medida que hemos ido haciendo nuestra experiencia en el tratamiento de VGM, la constelación clínica del TEPT reconoce tanta o mas importancia en la determinación del cuadro psicosomático, lo que ocurrió en  el segundo escenario de la guerra, tras la derrota militar: el de la vuelta al territorio encontrándose con una decisión política gubernamental, acompañada por sectores civiles y militares desmalvinizadores, de silenciar, desconocer, ocultar, ignorar, a los VGM. Es decir, eliminar toda posibilidad de  reconocimiento y con ello quitar todo sostén social/grupal al ex combatiente afectando de ese modo y  de manera directa, sus posibilidades de plena recuperación  de las situaciones traumáticas vividas.

Es cierto que el silencio reconoce dos aspectos: uno, el silenciamiento social que promovió el Estado. Otro el que el propio afectado y hasta su familia, por la situación traumática pueda hacer. Su existencia simultánea no niega que el aspecto principal fue el silenciamiento social inducido, ya que es altamente probable que la situación traumática de la guerra hubiera podido ser llevada de otro modo si el reconocimiento social hubiera sido la nota dominante del regreso al continente.

Y si además se hubiera atendido la situación del VGM apenas terminada la misma. Tanto peso determinante en la situación psicoemocional tienen este sostén social que aun en veteranos de guerra de potencias imperiales, a medida que pasa el tiempo y no ven respondidos sus reclamos de pensiones, atención de su salud etc, se dan fenómenos de violencia indiscriminada, suicidios, destrucción familiar, etc..

La experiencia que ya van recogiendo los que vuelven de la ocupación imperialista de EEUU en  Irak es que los síntomas traumáticos posguerra son menores cuando son atendidos de inmediato. Ellos han tomado la decisión de crear un gran Hospital para los que regresan del frente; no esta claro si para atenderlos mejor o para aislarlos de la protesta social y de los mas de 3200 desertores norteamericanos que ya tiene esa guerra. (New York Times, 07/04/07).

Este es un campo de investigación concreto porque ya hay quienes, al ver suicidios en ex combatientes ingleses, hacen una generalización sobre las guerras, “todas las guerras son iguales” que tiende a negar que hay guerras justas y guerras injustas, a partir de un epifenómeno parcialmente análogo que impacta la salud de los protagonistas.

Las analogías entre los traumas de una guerra y de otra  pueden en algunos aspectos ser parecidos, pero la identificación del combatiente con los objetivos políticos y patrióticos de su sacrificio requiere consideración especial, porque  en nuestro caso esta  arraigado en nuestra identidad desde niños por el aprendizaje cotidiano en el ámbito educativo, familiar y social.  No estaría  ocurriendo así en un soldado profesionalizado como el caso de los combatientes de países imperialistas que de modo creciente se ven involucrados en guerras de agresión, destrucción y matanza indiscriminadas.    

Si nos moviéramos en aquella  lógica debería condenarse al Gral. San Martín por haber organizado el Ejército de los Andes ya que las batallas por la libertad de nuestra Patria condujo también a la muerte y enfermedades de muchos argentinos. Y las condiciones en que se trasladaban miles de soldados a través de los Andes en burros y los sufrimientos en esa gesta quizás no fueron menores a los de otras guerras. El factor excluyente no es quien  conduce sino cual es el sentido político social de la guerra emprendida, porque muchas veces el desarrollo del conflicto puede escapar de los cálculos estratégicos  previos e incluir a sus protagonistas de manera diferente al calculado por los que tomaron la decisión política de hacerla.

Si en el proceso de conformación de la subjetividad (lo que pensamos,  sentimos y hacemos) de cada uno de nosotros es importante el sostén grupal/familiar/social, (Enrique Pichón Riviere), ¡cuánto mas debería serlo para aquellos que venían de participar de un combate durísimo con el enemigo! Si en la subjetividad de los combatientes estaban también los valores patrióticos, esta ponderación positiva tanto por la sociedad como por los terapeutas actuantes requiere ser considerado como factor de apoyo psicológico. No se trata de impostar una posición, pero es pertinente  reconocer que como ocurre como en toda profesión, aún la más “neutral” tiene su peso la ideología, las consideraciones políticas y sociales del “agente de salud”. Hemos escuchado en congresos científicos a algún psicoterapeuta donde se consideraba  la situación de  la salud mental de los VGM,  ponderar negativamente las reacciones de bronca, protesta, “resentimiento”, etc. de esos excombatientes, ante su situación de desamparo. En esos días la protesta de los VGM era específicamente porque se había cambiado el 2 de abril y pasado a “feriado” el lunes 5.

La tarea “terapéutica”, según esos profesionales, sería en ese caso, evitar toda reacción “desmedida”.

Para nosotros esa conducta activa frente a la injusticia es un signo evidente de salud mental.

La mejoría o recuperación de la salud de los VGM, tiene un aporte fundamental en su permanente accionar de reclamo, su organización en los centros de Veteranos, y su creciente conciencia de que sus reclamos forman parte de las necesidades no satisfechas de la mayoría de los argentinos. No es novedad que la participación social es un factor de salud (vemos como  muchos sectores sociales  se organizan para luchar por sus derechos), sin desconocer la especificidad de lo vivido en combate.

Es importante también señalar que no todos los VGM tienen la constelación sintomática del TEPT y que desarrollan sus vidas adaptados activamente al trabajo, al estudio, al sostenimiento del grupo familiar. Es cierto también que la reinserción institucional a las fuerzas actuó para muchos como ámbito de sostén, lo que no ocurrió con la mayoría de los soldados, abandonados criminalmente a su suerte.

Las posibilidades de desarrollar el TEPT, reconocen también historias personales y familiares previas a la guerra, que eclosionan con el detonante de la guerra. La posibilidad de “pensar con otro u otros” en el acontecer previo, durante y la posguerra,  favorecerán  la recuperación psicoemocional del VG. El abordaje terapéutico grupal se va desarrollando cada vez más en centros especializados y es posible evaluar como en otras experiencias posbélicas, esa forma de tratamiento favorece una más rápida recuperación que el enfoque exclusivamente individual.

Los estudios epidemiológicos actuales sobre la situación de los VGM son más que evidentes para ponderar la grave situación que los aqueja. Lo mismo para sus grupos familiares.

La realidad de los estudios hechos hasta la fecha es clara. Es una tarea inmediata ampliar la cobertura asistencial actual, desarrollar estudios de vulnerabilidad psicosocial y potenciar una red de intercambio de experiencias en curso donde es fundamental una planificación compartida con las organizaciones de VGM civiles y militares.

Deberíamos quizás también desarrollar algunos indicadores positivos (llamémoslos de salud) observados en la recuperación y adaptación activa a la realidad de los VGM., que pudieran ser compartidos en diversos efectores de salud para ampliar los recursos terapéuticos, integrados a los tradicionales de la psicoterapia y la farmacoterapia.

Estas reflexiones solo pretenden contribuir a fortalecer la tarea de dar más rápida y eficaz respuesta a las necesidades de nuestros veteranos de guerra. Es solo en  parte  una tarea médica. Es  principalmente  una actividad que involucra a todo el pueblo argentino por que con ella no se satisface solo un requerimiento sectorial sino se favorece uno de los factores relevantes de nuestra identidad nacional.

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La salud de los Veteranos de Malvinas

por Juan Manuel Viladoms

A 25 años de la Guerra de Malvinas: los estudiantes reflexionan sobre el derecho a la salud de nuestros Veteranos de Malvinas

Desde el Centro de Estudiantes de Ciencias Medicas de la Universidad Nacional de Rosario, cuando decidimos tomar el tema de Malvinas lo decidimos hacer desde un contexto político-social y desde el punto de vista de la salud porque nos atañe como futuros profesionales a los estudiantes el tratamiento en salud al tema y como jóvenes de la generación Malvinas y del argentinazo al replanteo de nuevas formas de trabajo y de organización. (…)

Sabemos que los Soldados venían de una derrota, es una experiencia que siempre tiene consecuencias en todos.

Debió empezar, hace 24 años, un proceso de recepción y asistencia a los soldados, abarcando también a sus familias y a la sociedad. Tras esa evaluación debió realizarse un tratamiento para que las secuelas fueran debidamente tratadas y hoy la realidad de muchos de ellos seria mucho menos traumática.

Muchos de ellos lograron esta integración, por sí mismos, pero otro número muy elevado no lo pudo hacer y basta con ver la cantidad de suicidios para darse cuenta que se los debió reconocer con equidad y eficacia y establecer una estrategia para su asistencia.

Tenemos especialistas que pueden ser hasta cierto punto escasos, pero existentes en el país. Solo hay que convocarlos. (…)

Para un homogéneo, sostenido y eficaz tratamiento hay que dejar de lado subjetividades.

En lo que seguro vamos a estar de acuerdo es que lo que hubo desde hace 25 años, fue desmalvinización, producto de la dependencia que sufre nuestro país hacia los imperialismos que lo oprimen y entre estos el imperialismo ingles.

Las políticas de Estado no fueron más que funcionales a sus exigencias y la única salida que le dieron a nuestra sociedad fueron ansiolíticos, alcohol y drogas.

Pero fue la lucha de los veteranos la que les dio el reconocimiento y el Estado no ha generado una política de sanidad sostenida en el tiempo.

En la lucha ellos encontraron una causa y viven por ella, también esta causa esta ligada a sus necesidades y muchas de estas necesidades están ligadas a la falta de atención médica y eso es lo más dramático.

Los veteranos no están exentos y sufren la realidad de falta de políticas sustentables, o políticas de exclusión y entrega de nuestros patrimonios, además de eso tienen que sufrir el hecho de que se siga desmalvinizando.

Por ejemplo el presidente de la Nación y comandante en jefe de las fuerzas armadas ni se molestó en ir al acto en conmemoración de la recuperación de las Malvinas el 2 de abril. A cambio ofreció oídos sordos a la causa y cerró la boca como con otras causas abiertas tomando como ejemplo la crisis en la educación, la muerte de  Carlos Fuentealba, la rebelión popular en Santa Cruz, y casos de corrupción que lo vinculan directamente. (…) no queremos desmalvinización, no queremos más violencia hacia los que reclaman algo justo, trabajo salud y educación.

Es necesidad de cada veterano encontrar, en realidad, causas relacionadas a los proyectos personales, sociales, políticos, etc. (…) La salud hoy funciona según la demanda, la demanda la hace el que está en condiciones de demandar, pero el sistema de seguridad social es, cada vez en mayor medida, menos prestador directo de servicios, y cada vez tercerizan más las prestaciones.

PAMI y las obras sociales provinciales son los servicios de seguridad social que usan la mayoría de los veteranos de guerra. Y para los que saben demandar estos servicios fueron tan útiles como para el resto de la población. Los que no saben demandar o no pueden o que por diversos motivos no se hicieron usuarios, hoy evidencian un modelo de atención que no les ha servido para mitigar sus necesidades, o bien dicho, para tratar las secuelas psíquicas y físicas que le dejó la guerra.

Este desencuentro deviene de un fracaso sanitario, y hace que hoy no seamos capaces de reconocer o delimitar grupos de alto riesgo.

Sin ir más lejos aún no lo hemos hecho con los inundados de la provincia de Santa Fe que en algunos lugares ya van por la segunda inundación en 4 años, muchos están sin atención alguna.

Necesitamos censos veraces y transparentes.

Necesitamos valernos de las estrategias  adecuadas para el tratamiento de los pacientes que participaron de acciones  bélicas.

El tratamiento debe ser contextualizado, necesariamente, en un marco histórico-social, entendiendo que la crisis económica constituye un papel desencadenante de trastornos psíquicos y de disgregación social. Es decir no podemos hacer la vista al costado cuando sabemos que la población cuenta con cada vez menos recursos para la contención de ellos mismos.

Por eso es esto, a nuestro entender, lo que hay que empezar a hablar para una nueva estrategia eficaz, de calidad y que perdure en el tiempo para nuestros queridos veteranos y extrapolarlo a otros ámbitos de la sociedad, consensuando tratamientos y respetando puntos de vista que muchas veces habían advertido la realidad que hoy en día nos afecta. (…)

Tengo que agradecer a todos los que se acercaron a esta charla, a María Alejandra Silva que me ayudó en este proceso de aprendizaje y sobre todo a los ex soldados combatientes, Héroes de Malvinas, que tanto he esperado para homenajearlos en mis 25 años de vida, en nombre del CECM y los estudiantes de esta facultad, un gran abrazo, que esto sea el comienzo de algo grande.

Las Malvinas fueron, son y serán argentinas.

Texto enviado por Foro Malvinas Santa Fe: Extracto de las palabras pronunciadas por Juan Manuel Viladoms, el 24 de mayo de 2007 en la ciudad de  Rosario, al cierre del ciclo de las charlas que se realizaron en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario, a los 25 años de la Guerra de Malvinas de 1982.